A MÁS DE UN AÑO DE DESAPARECIDA HAY MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS

Como cada lunes, casi solitarios, los íntimos de Vanesa siguen reclamando justicia en la esquina de Libertad y Del Carmen. La gente pasa indiferente, los políticos ni eso. A más de un año de aquel fatídico 26 de octubre en que la chica salió de su casa su familia mastica cada día más impotencia y más indignación.

Aquel día Vanesa se fue de su casa, de 12 de octubre al 250, dejando una tarjeta de débito y una nota diciendo que había dinero para sus tres hijos. Mónica, la mamá con el olfato de toda madre, sabía que la chica estaba en peligro. Medicada con antidepresivos, adicta en recuperación y ex pareja de un violento adicto y dealer que la amenazaba para que volviera con él, era un cóctel explosivo. Mónica comenzó a correr, gritar y golpear puertas asegurando que la vida de Vanesa Garay corría peligro. Nadie la escuchó, nadie le creyó y, para colmo, la trataban de loca. El recorrido de la mujer es conocido, pero el 17 de febrero del 2024 restos óseos que según estudios posteriores de ADN correspondían a Vanesa, le dieron tristemente la razón a su madre. Asesinada o suicidada la chica aparecía como su madre anticipaba: Muerta.

Dos meses más tarde, tarde como siempre la inoperante justicia de los argentinos, comenzaba el estudio de ADN que, al tiempo, confirmaban la identidad de los restos. El inoperante fiscal Berlingieri se apartaba de la causa en junio, y se hacía cargo la Dra. Pippo. La primera abogada de la familia Marcela Cano era reemplazada por la mediática Florencia Arietto.

Qué dice hoy la familia

En medio de los golpes contra tambores metálicos de 200 litros hoy pudimos dialogar con Mónica y con Darío, su tío. La bronca sube proporcionalmente al dolor que desgarra los corazones. Fuertes acusaciones de ambos. Darío dice estar amenazado de muerte porque detrás de todo esto hay «hijos del poder» seriamente comprometidos. Que ese sería el motivo de la inacción y las intenciones de desviar las investigaciones. Agrega preguntándose «Dónde están los restos hallados en el Monte Matheu», si «supuestamente pertenecen a Vanesa porqué no podemos sepultarla cristianamente», «Porqué Berlinghiei no la buscó nunca», «Si la chica se suicidó como pretenden hacer creer, cómo metió sus propios huesos en una bolsa», «dónde está la tarjeta de débito de Vanesa, la Policía dice que en la Justicia y ésta que la tiene la Policía».

Mónica no es menos dura, asegura que «al hijo mayor de Vanesa, al cumplir la mayoría de edad le ofrecieron $ 600.000 para cambiar la carátula» y también denuncia que ANSES siguió depositando mensualmente las AUH pero en la cuenta no hay un peso porque lo robaron» y se pregunta Quién».

Lo cierto es que la familia sigue reclamando sola. Los días pasan sin explicaciones que atenúen el dolor, la indiferencia de la Comunidad retumba, los políticos se pelean para la tribuna pero no se involucran (así les va) y algunas feministas de Cañuelas se enojan con este medio por decir que si gritan «Ni una Menos» les avisamos que «Vanesa es una más».