EL BLOQUE DE CONCEJALES DE UxP REPUDIÓ DICHOS DE BAUTISTA AUGUSTO
Atrás, muy atrás, quedaron aquellos años en los que los debates políticos se desarrollaban en torno a las ideas, a las políticas, a las ideologías y a los modos. Muy lejos en el tiempo quedaron aquellas sesiones donde dirigentes locales como Jorge Marelli (PJ) o Guillermo «Tito» Pérez, por nombrar sólo a dos concejales de bancadas antagónicas se trenzaban muy pero muy fuerte defendiendo cada uno su postura. Gritos, brazos alzados como signo de mentes calientes eran moneda frecuente en las sesiones de aquellas épocas del retorno a la democracia. Ribolzi, Castro, Petre, o Ezequiel Rizzi, Vicente, Susana Frasseren no se regalaban nada. No se andaban con cumplidos individuales.

Pero todo aquello no dejaba de tener su valor hoy «fuera de moda» porque lo que se discutía no era si uno era más simpático que el otro, o una tenía El pantalón más caro. Se discutía de política y la política enfrentaba a los políticos pero no a las personas. Porque cuando terminaban los calientes debates los tipos se daban la mano como hombres, se palmeaban en muchos casos y se despedían si no era que juntos se iban al bar a tomar un café. Qué pena! Era mucho mejor para la gente.
Hoy, en cambio, este Honorable Concejo Deliberante no le hace la menor sombra a aquellos que recordamos. Quien esto escribe recuerda la vehemencia absoluta en los discursos, la pasión y también la bronca de quienes discutían para imponer ideas y no para ser más hábil en la superioridad verborrágica para agredir. Hoy se escucha «cínico», «caradura» y otros términos ya naturalizados. Y así fue como, vaya a saber quién comenzó la escalada, se termina en un comunicado del bloque de Juntos por la Patria repudiando la violencia de Augusto que le respondió al desafío de Reimer que le contestaba al propio Augusto.

¡De dónde deberíamos comenzar para intentar entender? No lo sabemos. Pero sí sabemos desde qué hechos se comenzó a desprestigiar la labor política. Y entonces la tarea se nos hace más sencilla: El problema apareció, aparece, cuando un político al dirigirse a otro en lugar de hablar de sus ideas, o de lo que dijo, o de lo que defiende, le habla en términos personales. «Callate que hiciste entrar a trabajar a….», callate que vos llegaste tarde a… callate que » en lugar de decir por ejemplo «las políticas que están implementando le quitan ayuda a la gente». Y se termina de enlodar cuando «Vos te quedaste con la guita de….». Señores, para eso está la Justicia. Como dijo Raúl Alfonsín, hay que seguir ideas y no personas. ¿Entonces estuvo mal Augusto al decir que (supuestamente) la familia de una concejal recibió dinero de la política? ¡Estuvo pésimo! Fuera de lugar, agresivo, injusto y hasta mentiroso. Eso teniendo en cuenta que lo que dijo se refería a alguna supuesta reparación del Estado por la desaparición de Esteban Reimer, padre de la concejal. Y sería MENTIRA ya que de haber percibido algo así no se lo habría dado la política sino el estado. Ahora bien, es útil la naturalizada manera de intervenir de los políticos? ¿Sirve a la gente que la concejal le haya dicho «hay que tener espalda para aguantar la que viene» o la mitad de la familia vive de la política? No sabemos muy bien qué tan agresivo o violento es. Pero al menos ni es útil, ni pertinente, ni agradable. Sin dudas lo del concejal libertario es más criticable. Pero queda y quedará la duda eterna: ¿Quién tiró la primera piedra?
