Cañuelas Digital estuvo en el lugar con la familia Castillo

El miércoles a la tarde noche se produjo el lamentable incendio de la vivienda de la familia Castillo en El Taladro, en el que el fuego consumió todo. Nunca más literal: todo!

Cañuelas Digital tuvo el desafortunado privilegio de ser el único medio que cubrió, desde el principio las consecuencias tremendas del siniestro. Decimos “privilegio” porque a nivel personal nos permitió ser partícipes de la convocatoria a llevar donaciones para los damnificados. Miles y miles de personas vieron la nota y cientos de ellos acercaron su granito de arena.

Hoy, con el olor del humo más tenue fuimos a visitar a la familia.  Llegamos a El Taladro como quien llega a un Pueblo del interior. Nos habían dicho que preguntemos en “el almacén de la entrada”. Allí nos detuvimos, y como nos hubieran recibido en un Pueblito del interior nos atendió muy amablemente Martín, el dueño. El padre de Shany, que fue quien estuvo aquella noche en contacto con nosotros. Nos contó que desde hace unos diez años ha llegado al lugar mucha gente nueva. Pero de “los viejos pobladores” habrá unos doscientos habitantes. De ellos, unos cien-por lo menos- estuvieron la noche del miércoles ayudando a la familia Castillo. Con Martín como guía llegamos al lugar del incendio. Muy cerquita.

En el desolador lugar están los desechos de lo que fue una humilde vivienda. Destruida por la impiedad del fuego. Nos encontramos con Emilio, el abuelo. Carlos y María, y Lucas, el menor de 17 años. Nos mostraron cómo quedó el interior, los residuos embolsados. La casita de boques que están ayudando a techar una decena de vecinos que colaboran sin cobrar. Parecía mentira: una cuadrilla de donantes de mano de obra. “Y esa noche había más de 100 personas del barrio ayudando. No podía creerse la solidaridad de los vecinos.” Nos dijo Carlos. “Además hubo montones de donaciones. De todo. Llegaban de Cañuelas, de Uribe, de acá del barrio, de Las Heras. Una bandada  de cosas donaron. La gente es muy buena. La Municipalidad nos está ayudando. Vinieron de Desarrollo Social y una arquitecta. Nos van a dar los materiales, pero igual no tenemos con qué pagar la mano de obra. Quedamos en Pampa y la Vía. Tenía un montón de herramientas para poder trabajar pero se quemó todo”.

La familia está ahora repartida en casas de familiares o amigos. Esperan que la Municipalidad alquile una casita para meterse. O terminar la pieza que están  empezando a techar con la ayuda de estos muchachos. Es conmovedora la escena. Pero igual nadie agacha la cabeza. Con los dientes apretados y ningún gesto de derrota en la cara cada uno está en su puesto.

Es sorprendente. El Taladro nos abrió las puertas a una realidad que, en verdad, no estamos acostumbrados. La calidez de su gente, el silencio, las callecitas surcadas por más peatones que autos, las ganas de ayudar. El agradecimiento de todos hacia tanta gente que colaboró. La Fe y la esperanza.

Y en nosotros las Gracias por la posibilidad de dar una pequeña mano. Y… las ganas de Volver a  inaugurar, pronto, la nueva vida de esta Familia!