Ahora fue el turno de una familia en el centro de la ciudad

Continúa en aumento la ola de inseguridad en Cañuelas. En lo que ya parece una tierra liberada para delincuentes de cualquier tipo, se suceden robos, entraderas, hurtos, asaltos a mano armada, y por más patrulleros que se aporten a la fuerza de seguridad, por más personal que se sume a la Guardia Urbana la seguidilla de ilícitos sigue aumentando.

Lamentablemente la comunidad de Cañuelas, como tantas otras especialmente del AMBA, está naturalizando el hecho de convivir con la probabilidad de regresar a su casa y encontrar violado su domicilio.

Este fin de semana fue el turno de la familia Báez cuya vivienda está situada en Independencia al 500. A pocos metros de Independencia . Salieron a una fiesta en horas de la noche, y alrededor de la 1.00 de la madrugada un hijo que llegó a su casa encontró que habían ingresado por una puerta metálica que da al patio, la que violentaron para acceder. Una vez adentro revolvieron al extremo toda la casa y cada cosa que pudiera guardar dinero en efectivo.

Dejaron cosas de valor sin llevarse como un celular y una computadora. Era tal el desorden producido que no dejaron cajones sin vaciar. Los delincuentes finalmente sólo llevaron algo de efectivo que había en la caja del negocio familiar que se encuentra junto a la vivienda.

Consultado un funcionario relacionado con el tema de la seguridad local, afirmó que «ya esto excede el área exclusivamente policial. Patrulleros hay suficientes. Personal no escasea tampoco aunque están recargados de servicio y no cuentan con descanso suficiente. Pero aunque fuera posible disponer un agente por manzana en forma permanente no podría garantizarse que no existan robos. La realidad indica que existe un grado de ruptura social y marginación tal, que tienen que ver con una situación social de falta de valores y cohesión que se ve aumentado por realidades como la pobreza, la indigencia, las drogas, la ausencia de proyectos de vida, la ruptura de las instituciones familiares, y un sinnúmero de etcéteras que hacen que cada vez haya más delincuentes.

La falta de sanciones que se traduce en impunidad lisa y llana agrava el problema. No sería o mismo para un ladrón saber que si delinque pasará 3 ó 4 años entre rejas, a que decida entrar a un domicilio consciente de que si lo apresan a lo sumo pasa 2 ó 3 días en la comisaría como toda consecuencia. Mientras tanto, el pobre vecino que se mató laburando para tener algo cuando el delincuente ya está libre aún no procesó ni su duelo, ni su angustia, ni el susto de sus hijos chicos que quedan marcados por años.

Es triste decirlo, pero nada hace pensar que esta situación cambie pronto. Es más, los estudiosos de sociología tienen pronósticos negativos en ese sentido», concluyó el funcionario.