EL PARTIDO EN EL ARÍN SE SUSPENDIÓ POR SERIOS ENFRENTAMIENTOS ENTRE BARRAS Y LA POLICÍA
Todo estaba preparado para recuperar la temporada oficial del fútbol de la B. El Estadio Arín albergaba a dos equipos profesionales, Cañuelas y Midland, que buscaban comenzar el Apertura con todo lo que eso significa. Inversiones, gastos, movilidad, viáticos, expectativas, sueños, negocios, etc. etc. También había una multitud que había decidido enfrentar el insoportable calor en una de las tardes más sofocantes con casi 40° de térmica. Grandes, niños, familias, amigos, en fin gente de bien que esperaba ver a sus equipos y a sus ídolos hacer lo que debían: JUGAR AL FÚTBOL.


Pero, en este país siempre existen los «pero» no pudo ser. Los ciudadanos argentinos no siempre podemos concretar nuestros deseos por simples que sean. Siempre están los marginales, violentos, delincuentes, inadaptados, que deciden por nosotros. Y mucho más cuando el Estado (Provincial en este caso) les permite decidir por nosotros. El Estado en sus tres partes queremos decir para no echarle toda la culpa sólo al Gobierno. Cien mafiosos decidieron otro plan para TODOS, y el Estado no lo impidió. Sucedió al fin, lo que cien mafiosos quisieron que suceda: NO HUBO FÚTBOL y las personas de bien y de trabajo pagaron las consecuencias y las Instituciones también.
Todo estaba listo. Los dos equipos llegaban al debut 2024 con sus planes, con sus equipos reforzados o rearmados, con técnicos nuevos y esperanzas y objetivos similares. Dirigentes, árbitros, asistentes, jugadores, medios de prensa, público y otros aguardaban cada uno en su sitio los 6 minutos que faltaban para el inicio del partido. Un inicio que no se produciría porque ese fue el momento en que comenzó a oírse los golpes de las piedras que tiraban los malvivientes y las explosiones de los gases que devolvía la Policía. Las dos facciones de la Barra de Cañuelas, «La 16» y «La Banda de Matute» se enfrentaban por el control de la supremacía de privilegios de los que gozan las «barras» en la Argentina.
No llegaban a ser 100 los revoltosos pero fueron marcando el ritmo de lo que de allí en más sucedería. Llegaban refuerzos policiales que se sumaban al intento de controlar las cosas. Les llevó más de una hora. Adentro de la cancha el juez del partido lo suspendió. Todos perdieron menos esos 100 que nunca tienen nada que perder. El Club seguramente será sancionado y multado. Es decir: los socios de buena vida deberán pagar la multa mientras los delincuentes pudieron retirarse airosos. Fuentes extraoficiales hablan de 4 efectivos heridos. Decimos extraoficiales porque las autoridades policiales ni civiles no informan sino les da rédito. Se habla también de un detenido que la fiscal imputó por «lesiones y resistencia a la autoridad» pero lo liberó para que «el chico no pierda su tiempo».
Deportivamente habrá que esperar cuándo y cómo se juega Cañuelas-Midland. En cuanto a lo social sólo Dios sabe porqué todos los políticos de nuestra Provincia no se ponen de acuerdo para que nunca más 50 idiotas sin cerebro dispongan de nuestras vidas.
