SIN PRECEDENTES FUE LA GALA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE GERMÁN HERGENRETHER
Sería imposible reproducir todos los adjetivos utilizados por los asistentes a la presentación del libro «Postales y Memorias de Cañuelas». La obra del periodista local Germán Hergenther que difunde la colección de imágenes de Oraldo Giatti, que abarca un siglo. De 1890 a 1990.
Cañuelas contó, cuenta, con dos nuevos y memorables acontecimientos. El libro, y el evento. Como si una simbiosis irreversible hubiera inventado «la verdadera magia» el acto de presentación constituyó también un hito cultural pero, quizá, más profundamente social. La sala del Cine Teatro Cañuelas colmada, hacía prever una gran noche. Pero aún así no era vaticinio de la magnitud que iría tomando conforme se desarrollaba. Daniel Roncoli le puso la voz y la presencia al acto. La ductilidad del polifacético periodista, escritor y actor sumada a la verborragia y personalidad comenzaba a darle calor al ambiente.

La imagen en video del recordado Oraldo copó la escena mostrándolo en una filmación en que contaba su encuentro con el inolvidable Luis Sandrini decenios atrás en el mítico Teatro Italia de Cañuelas. Las sensaciones y emociones del público comenzaban a multiplicarse, a diversificarse y a mostrar altibajos en la intensidad. Emoción, aclamación, admiración, incredulidad, memoria, agradecimientos, lágrimas, respeto, resonaban entre las butacas con exclamaciones que les daban salida del «yo público». Personas de la cultura, del arte, de la política, de los medios, de las instituciones oficiales y privadas completaron esta escena de la que no encontramos antecedentes y hasta se hace difícil imaginar una subsiguiente. Fue una velada de gala para las retinas y los corazones de los presentes. Las almas… seguro parloteaban con los hombrecillos verdes.
Escribió Germán en su medio InfoCañuelas «Cuando la emoción avanzaba sobre los espectadores, se proyectó un cortometraje de 11 minutos con imágenes de Cañuelas grabadas por Giatti padre entre 1928 y 1941. Los asombrados vecinos pudieron ver ―por primera vez luego de casi un siglo― un desfile alrededor de plaza durante las fiestas de la Sociedad Italiana, los feligreses saludando junto a las gruesas columnas de la vieja iglesia Del Carmen, la calle de los eucaliptos del barrio La Capilla, la fábrica de quesos de Félix Frecino y diferentes comercios del centro con sus clientes y empleados (en uno de los fragmentos aparecen un pequeño Tito Garzón y su hermana correteando frente a la tienda de su papá). Esas imágenes documentales registradas en películas de nitrato fueron conservadas por Oraldo y sus descendientes.«
El libro, donado totalmente al Hogar de Ancianos, es un mimo al alma. Es imprescindible tenerlo, conservarlo, cuidarlo, quererlo. Pero de el ya hemos hablado con anterioridad en nuestra nota con el editor.
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Los duendes de la sala dijeron presente. El ulular en Duendigonza, el idioma de los hombrecillos, perforaba el silencio sepulcral que se producía por momentos. Otros, se acallaba ante los aplausos y los sonidos involuntarios ante la magia. Cañuelas se vistió de historia, de recuerdos para muchos y descubrimiento para otros. La gente no quería irse, no quería que la poesía nocturna concluyera, quería inmortalizarse sentada en una butaca del Cine Teatro Cañuelas, que la alquimia de un creador de duendes regresó a fines del siglo XIX.