Licencia con gusto a renuncia
Quienes conocen la personalidad política de Ezequiel Rizzi siempre opinaron que no había aceptado con gusto su postulación a consejero escolar. «Si bien encabezaba la lista de JUNTOS a un cargo electivo, no es lo suyo. Es una tarea más administrativa que política la que realizan manejando los fondos para infraestructura y logística educativa. Además quedó muy lejos de los centros de discusión del poder real político local».

Ezequiel Rizzi pidió licencia por motivos particulares en el Consejo Escolar. Había asumido en diciembre de 2021 tras las legislativas cuando el oficialismo de Arrieta-Fassi dio vuelta las PASO y se impuso a JUNTOS con claridad. El que observaba con ganas se podía dar cuenta que allí estaba a disgusto. No se conoce ni gestión ni posición suya respecto de ningún tema relevante.
Apareció unos meses antes de las PASO sorprendiendo a los afiliados radicales, decidido a enfrentar a Leo Iturmendi en las internas de elección de autoridades partidarias. Más de uno pensó que «con el nombre» Ezequiel podía ganar la elección, en cambio él sabía que el desafío no era sencillo, aunque el premio valdría la pena: quedaría posicionado naturalmente para encabezar la lista de concejales de JUNTOS y en «pole position» para enfrenar al arrietismo-fassismo en el 23 por la Intendencia. La misma fuente que milita hace años al lado de Rizzi admite que «Valió la pena el intento. No pensaba que además de Iturmendi y Duhalde que tenían el respaldo de «viejos radicales como Tito Pérez» jugaría el kirschnerismo local en su contra para derrotarlo antes que renazca».
Aquella elección Rizzi la perdió apenas por cuarenta votos. El regreso político casi improvisado hacia afuera, aunque haya sido muy reflexionado en su interior, y el armado de la lista y difusión principiante que mostró no habían sido suficiente esfuerzo para tanto premio esperado. Ezequiel sabía que era un último recurso a todo o nada.
Veinte años alejado de la actividad lo habían dejado muy atrás en la memoria radical. Con una importante cantidad de dirigentes laderos que habían pasado al oficialismo, como Antúnez, Arévalo, y muchos otros segundas o terceras líneas, y sólo la compañía de Liliana Menconi, Bety Pérez y Polo Pérez Armari, había dado casi una «generación» de ventaja.
Luego vino el armado de listas y muchos pensaron que el peso propio de Ezequiel ayudaría a la UCR a levantar la expectativa en las PASO y las legislativas del 2021. Es más, por muchas horas Iturmendi estaba convencido de eso y hasta lo aceptaba. Hasta que los caciques de peso le sacudieron al Noni las ideas. No estaban dispuestos a ser quienes le dieran la Resurrección Política a un perdedor. Leo Iturmendi tuvo que transmitir la decisión a los emisarios de Rizzi. Como para darle un premio consuelo nació la idea de que encabece la lista de consejeros escolares. Rizzi aceptó sin ganas, pero las buenas prácticas del manual le obligaban a no dar la espalda. Y puso la firma con cara amarga.
En la campaña las versiones daban para todos los gustos. «Que era candidato testimonial» fue la primera lanzada desde los socios del PRO. Que estaba caminando y recuperando votos boina blanca como hace décadas, decían desde el rizzismo radical. Que no sumaba era el argumento del iturmendismo. Después de unos pocos días en que se lo veía activo, desapareció en forma imprevista. Ezequiel había pagado hacía años el derecho de piso de acompañar desde el llano más alejado del poder. El viejo axioma de «El que gana gobierna y el que pierde acompaña» ya lo había aprobado décadas atrás y no pensaba recursarlo.
Hoy se aleja de la política. Sus negocios personales lo absorbieron desde el primer momento. Y al igual que en la política Ezequiel no deja herederos en sus sillones. Dirigentes de valía como Liliana Menconi lo saben. El único que se fue forjando un lugar a puro esfuerzo y tozudez es Polo Pérez Armari. Frente a la sociedad es el único radical contestatario. No hay otro, ni siquiera Iturmendi, que tenga estatura política ni personalidad forjada para enfrentar el poder real «K» de Cañuelas. A los manotazos Polo agacha la cabeza y sigue. Mientras tanto, Carlos Alvarez, ahora dirigente del PRO pero nacido a la política bajo el paraguas de Rizzi, aparece como el principal opositor.
En cuatro meses, al término de la licencia de Rizzi en el Consejo podremos aseverar o no, el fin definitivo de la carrera política de Ezequiel. De ser cierto, un dirigente que llegó a ocupar los cargos locales más altos, se retiraría sin partido de despedida.
Eduardo Fernández
